No son pocos los
ejemplos célebres de profesores de una u otra materia que ha alumbrado el cine.
Estáis más que hartos, supongo, de ver películas ambientadas en las aulas de un
instituto más que conflictivo donde los alumnos pertenecen a bandas, llevan
navaja y solo ocupan sus pupitres para entretener el tiempo entre tiroteo y
tiroteo y hacer que el profesor de turno caiga en una depresión nerviosa.
Entonces, justo cuando nos disponemos a desahuciar definitivamente a tan
peligrosos energúmenos llega un profesor nuevo, generalmente joven, que, tras
unos comienzos dubitativos, consigue devolver a los angelitos al buen camino y
demuestra que lo único que necesitaban era a alguien que los escuchara. Ejem,
ejem... Pues bien, este profesor-mesías lo es siempre, o casi siempre, de
Literatura, raramente de Música, nunca jamás de Latín.
Al contrario, los
ejemplos de profesores de Latín que ha dado el cine, si se exceptúa, quizá, al
William Hundert (Kevin Kline) de El club
de los emperadores, aúnan en sí lo que un buen profesor no debería hacer en
clase. Para muestra, os traigo dos botones bien distintos. El primero,
entresacado de Tortura
(Sjöberg-Bergman), recibe el muy parlante apodo de Calígula (¡ay!) y se dedica
a satisfacer sus sádicos impulsos con uno de sus sufridos estudiantes.
El segundo, más
benévolo, imparte clase de Latín en la elitista academia de Welton (Nueva
Inglaterra) y sus clases, tan tradicionales como plomizas, sirven de contrapunto
a las tan audaces como inspiradoras del profesor Keating, protagonista de la
célebre El club de los poetas muertos
(Peter Weir). Pero por aburridas que sean, las clases de este anodino maestro
nos sirven para ilustrar ciertas características de la lengua latina.
Vuestra tarea de hoy vuelve
a ser triple, pues tres son las preguntas que debéis contestar:
1. ¿Por
qué el apodo de Calígula es tan apropiado para el sádico profesor de Tortura?
2.
¿Qué están haciendo en el vídeo el profesor de latín y sus estudiantes? ¿Qué
son los casos? ¿Y las declinaciones?
3.
¿Qué gran error cometen en la pronunciación de determinados casos?
Me despido ya, no sin
antes encomendaros una última tarea. Explicad, por favor, a vuestros compañeros
que mis clases de Latín, Griego y Cultura Clásica poco o nada tienen que ver
con la de los dos ejemplos vistos, pues ni son peligrosas ni aburridas... ¿no?