Poco después de
prometerse a su novio Larry, Piper Chapman, neoyorquina de bien, ingresa en la
prisión de mínima seguridad de Litchfield para cumplir quince meses de condena
por un delito de su loca, loca juventud: transportar dinero del narcotráfico
para su ex novia. Pronto descubre que, pese a las aparentemente enormes
diferencias con el resto de internas, todas son, en último término, víctimas de
sus propios errores y de decisiones equivocadas. Hablamos, claro está, de Orange is the new black, una comedia
demoledora que debió arrasar en la última edición de los Emmy. Su humor, por
desgracia, ha resultado, de momento, demasiado ingenioso para los académicos
más rancios de la televisión.
Pues bien, una de las reclusas
más divertidas y deslenguadas es Nicky Nichols, heroinómana rehabilitada, más o
menos, que en la escena que aquí os dejo hace una curiosa y arriesgada
interpretación del mito de Ícaro.
Leed, leed, mis jóvenes
amigos.